El director de innovación es una de esas profesiones que no sabemos identificar debido a la gran afluencia de siglas que abundan: Que si CIO, que si CEO, que si CINO… en fin que por siglas no sea.
Entre las tareas de las que se encarga el director de innovación es la de facilitar, incentivar y orientar el uso de nuevos recursos, herramientas o el desarrollo de nuevas líneas de negocio.
A la hora de contratar profesionales por sus siglas es importante tener en cuenta que además de ser “cool” tenga sentido y sirva, porque de lo contrario resulta como esa prenda que compramos porque es la última moda y luego no nos lo ponemos porque no terminamos de vernos.
Entre las tareas de las que se encarga el director de innovación es la de facilitar, incentivar y orientar el uso de nuevos recursos, herramientas o el desarrollo de nuevas líneas de negocio.
¿Qué es el Chief Innovation Officer? Un anglicismo para designar al director de innovación
Chief Innovation officer, dícese CINO más que CIO orientado a la información y su flujo en una organización.
El CINO no es un medicamento aunque su papel es uno de los mayores revitalizantes y estimulantes para una empresa.
Es el encargado de dinamizar la innovación y eso va mucho más allá de la parte tecnológica.
Vincular al CINO solo con la tecnología es como decir que eres un chef que solo se dedica a los guisos.
El CINO es el responsable de viralizar la innovación y capilarizarla en una organización: generar un ecosistema innovador abierto y participativo, aplicar herramientas, alinear innovación y estrategia e identidad corporativa, organizar los recursos; estudiar, descubrir y aplicar tecnologías; impulsar y captar ideas; construir e implicar equipos…
Una empresa sin ese rol empieza a ser como una casa sin wifi.
Ahora bien, el CINO de verdad se adapta a la compañía y a su entorno y hace que ese entorno se vaya adaptando e implicando en la innovación.
Se trata de naturalizar el proceso de innovación no de convertirlo en una extravagancia, en una gimnasia extraña o un apéndice, sino que debe ir empapando poco a poco los rincones del sistema y nutrirse de ellos.
Procedimiento y sensibilidad, creatividad y análisis.
¿Por qué es necesario contar con un director de Innovación?
Si estamos decididos por la innovación como parte de nuestra identidad, como estrategia y diferencia competitiva no podemos dejarlo a la improvisación, ni a la ocurrencia.
Contar con la figura del Director de Innovación resulta esencial.
Necesitamos ese rol para dar cohesión, sentido y método a la innovación dentro de la organización.
El director de innovación trata de evitar que se estanque o que sea estanca y se aísle en un departamento o se localice solo como un elemento tangencial de la empresa.
El director de innovación un despacho de abogados se torna especialmente relevante en su fondo y en su forma.
¿Cuál es el perfil de innovación más adecuado para mi empresa?
Pensemos en el “quién”: está la opción más radical de alguien ajeno al derecho, otra más conservadora de abogado friki, y una ecléctica que sería alguien con conocimientos y sensibilidades híbridas combinando el punto jurista con la tecnología y la visión disruptiva y empresarial.
Lo cierto es que el director de innovación debe ser alguien que entienda y sienta la organización y adapte la innovación a la realidad y proyección de la compañía.
No consiste solo en innovar sino en innovar con sentido.
En modo directo: alguien que sepa y entienda del mundo de los servicios jurídicos y de derecho, de la tecnología y sus posibilidades, que tenga visión empresarial, iniciativa y cierto atrevimiento para explorar y explotar oportunidades y pisar territorios desconocidos.
Aunque no quiero llevarte a error: el director de innovación no es un consultor tecnológico pero debe controlar las tendencias tecnológicas.
Es más que un mero jurista y debe estar familiarizado con la idiosincrasia de un despacho de abogados. Además, debe controlar espectros del área del marketing, de la comunicación, de los procesos, de la dirección de equipos… Y ser una posición dinámica y en mejora continua.
Y es que la innovación es mucho más que tecnología aunque la tecnología también está presente en todo ese más.
Si un despacho de abogados está pensando en innovar debe pensar antes en un responsable, coordinador o director de innovación y desde ahí vertebrar todo.
Al director de innovación, al que ya hemos dicho le podemos llamar CINO por sus siglas en inglés, ha de convertirse en un catalizador de lo nuevo y un canalizador de renovaciones dentro de una Firma.
¿Cuáles son las funciones de un director de innovación?
Las funciones de ese CINO pasan primero por el análisis, la identificación de áreas de mejora, desgranar hábitos y localizar ineficiencias, empaparse de la esencia del despacho, programar un itinerario de actuación en las distintas áreas, coordinar a los responsables para conseguir que cada uno sea germen de innovación en su departamento y desde su función, y abrir la puerta e integrar las novedades y herramientas externas que sumen valor en la operativa de la compañía.
El CINO debe revisar el área de comunicación, los procesos, la tecnología, pero también lo relativo a la organización de los recursos humanos, los protocolos de atención, los sistemas de funcionamiento…
Si simplemente se contrata un director de innovación pero ni la estructura ni el personal asumen ese camino estaremos tratando de encender una bombilla sin corriente eléctrica.
En conclusión. te voy a dejar unos parámetros para que tengas en cuenta a la hora de contratar el “quién”
Aspectos a tener en cuenta al contratar un director de innovación:
- Perfil capaz de generar diferenciación.
- Formación y experiencia ecléctica: derecho, tecnología, marketing… cuantos más campos e inquietudes más visión y capacidad de ver.
- Cierta vis emprendedora.
- Con iniciativa y capacidad de dirección.
- Sus “skill” se sitúan más en la capacidad de atraer, de implicar, de convencer y de aportar.
- Y la sensibilidad, siempre la sensibilidad para entender y adaptar el “cómo” a cada organización.
Funciones del director de innovación:
- Con apertura: escuchando hacia dentro y hacia fuera.
- Integrando y adaptando y aprovechando lo que está en el mercado a la organización: tecnología, ideas, iniciativas diferentes… Filtrando y seleccionando.
- Analizando lo de dentro (hábitos y funcionamientos) y lo de fuera (tendencias, competencia, oportunidades, novedades).
- Implicando a todos y haciendo equipo.
- Visión amplia y transversal de la organización.
- Aportando en todas las áreas y haciendo que todas las áreas aporten.
Conclusiones sobre la figura del director de innovación
Un CINO viene a ser un jefe de cocina que debe organizar todo incluyendo un espacio para la desorganización, y promoviendo un proceso incesante de novación y renovación de dentro a fuer y de fuera a dentro.
Su distinción respecto de un director al uso es que su influencia ha de ser expansiva y transversal e ir más allá de un equipo o un departamento, es un eje integrador y difusor de un elemento de base o que debe situarse en la base de todo el sistema.
Y nada mejor que ejemplos concretos para el “cómo” que siempre deben estar coordinados por el “quién” adecuado:
Reuniones rotatorias de puesta en común y diseño de productos y servicios en las que se de cabida e interactúen todos los miembros de los equipos en distintos momentos y se mezclen y se rompan roles y funciones: administración, letrados de distintas especialidades…
Propiciar reuniones de confrontación y escucha de los “grupos de interés”: cómo nos ven los clientes, los colaboradores, los amigos, la competencia, otros sectores… Generar encuentros de escucha donde otros nos digan qué abogados les gustaría que fuésemos. Crear esos espacios presenciales y virtuales para captar esa información.
He tenido la experiencia de llevar a cabo estas dinámicas y de ellas siempre han resultados ideas disruptivas e interesantes: productos y servicios en formatos muy diferentes, jornadas de puertas abiertas, cambios en los horarios, eventos formativos.
Y también corrientes de opinión y desbaratar ciertos estereotipos de los abogados y entender demandas y necesidades o procesos de otros sectores que se podían adaptar. Organizábamos comidas reservadas con gente del mundo del arte, de la agricultura, de la tecnología, del mundo asociativa, de la cultura… Ellos nos hablaban de su mundo y del nuestro y nosotros del nuestro del suyo y siempre surgían sinergias y oportunidades y la sensación de “esto es otra cosa”.
La innovación a veces es algo tan sencillo y tan complejo como escuchar, como ver y observar además de mirar, como explicar y hacerse entender más allá de hablar.
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